© Francisco Roberto Viera 2019
Estos dos modos de actuar coinciden por su origen y por sus objetivos, pero para entenderlo hay que hilar un poco de historia.
La historia bien entendida nos muestra un mundo de oposiciones entre naciones. En el siglo 18 (1700-1799), venció Inglaterra a Francia y España. El centro de la lucha el monopolio del comercio, Inglaterra obligó a España a darle en sus dominios el monopolio del tráfico de esclavos y libre acceso de barcos llevando mercancía. Este monopolio estuvo sostenido por la guerra. Cuando se vencieron los 30 años dados en concesión por España a Inglaterra, en Londres se promovió la guerra con España y se armó una flota de 150 barcos y 20.000 hombres para la invasión de América Hispana, en la cual se incluía 500 soldados de Virginia entre los cuales estaba el hermano de George Washington. Esta flota fue derrotada por Blas de Leso en la batalla de Cartagena dejando pérdidas de 6000 hombres para los ingleses entre muertos y heridos.
La política inglesa de monopolio del comercio incluía, como lo escribieron los fundadores de Estados Unidos, las licencias de trabajo y onerosos impuestos a los artesanos y agricultores, no se podía cultivar de todo y no se podían ejercer profesiones reservadas. Es decir mantenerse como productores solo de los cultivos y manufacturas que Inglaterra permite o afrontar la guerra. Los norteamericanos no fueron los únicos en afrontar la guerra por manufacturar independientes de Inglaterra, Paraguay único país hispánico que no firmó tratado de comercio con Inglaterra tuvo que enfrentar la guerra de la Triple Alianza aunque fue realizada por Brasil , Argentina y Uruguay.